La adopción de Oslo es una de esas que no pasan desapercibidas. Una de esas en las que piensas que parece que el perro en cuestión haya nacido para formar parte de esa familia.
Desde que Carlos y Nerea vieron a Oslo, supieron que era para ellos, que tenía que ser miembro de su bonita familia, así que sin pensarlo dos veces, pasados los trámites, vinieron a por él. Oslo disfruta de su nuevo hogar desde el primer día, se adaptó a las mil maravillas, y parece que lleve toda la vida con ellos.
Enhorabuena chicos, y no solo por adoptar a Oslo, si no por el gran trabajo que hacéis como docentes con las futuras generaciones. Da gusto saber que profes jóvenes como vosotros inculcáis en las aulas la importancia de la adopción y trabajáis el respeto y el amor hacia los animales. Con personas como vosotros, el relevo generacional está asegurado!!
Mil gracias, y a disfrutar de la bonita familia que habéis creado!